LG fracasó por innovar mal e ignorar a las marcas chinas

La surcoreana LG comenzó formalmente su aventura en el mercado de los dispositivos móviles en el año 2002, con la presentación de su equipo B1200; lamentablemente, hoy ha decidido tirar la toalla tras casi 20 años lanzando nuevos teléfonos.

Según se lee en un escueto comunicado, la firma tomó este camino después de realizar “un análisis completo de nuestras unidades de negocio y capacidades tecnológicas. Ha sido una decisión difícil pero necesaria para permitirnos continuar liderando una industria cambiante y enfocarnos en ofrecer mejores tecnologías”.

La firma confirmó que cumplirán con los ciclos de actualización pendientes en varios de sus teléfonos. Pexels

LG es bien conocida por ser una empresa de aparatos electrónicos de primer nivel, a la par de Samsung y Sony, principalmente por la calidad de sus electrodomésticos y televisores; sin embargo, ese éxito nunca pudo solidificarse en el terreno móvil.

Si bien es cierto que su entrada al mercado de los celulares fue sólida y que durante la transición hacia los smartphones supo plantar cara a la competencia, la realidad es que desde 2015 cayó en una serie de errores de los cuales no pudo sobreponerse. Según cifras de la multinacional, esta rama registra desde hace seis años unas pérdidas que suman un total de 4 mil 500 millones de dólares.

Las razones tras el fracaso de LG se resumen en dos puntos: mayor competencia e innovación innecesaria.

Las firmas chinas y sus precios

LG fue el tercer fabricante de celulares más grande del mundo en 2013; no obstante, de acuerdo con Counterpoint Research, desde 2019 abarca menos de 2 por ciento de cuota de mercado. A la par de este dato, Research reporta que compañías chinas como Xiaomi, Oppo, Vivo y Huawei cuentan con una presencia de 11, 9, 8 y 8 por ciento, respectivamente.

La razón del crecimiento de estas marcas se debe principalmente a su catálogo de productos con una relación calidad/precio casi imbatible. Mientras LG presentaba en 2020 su serie K para la gama media, compuesta por equipos con pantallas HD, procesadores anticuados y cámaras cutres a un precio de 250 dólares, Xiaomi hacía lo propio con sus Redmi Note: dispositivos con pantallas FullHD, procesadores de última generación, carga rápida y cámaras decentes por alrededor de los 200 dólares.

La serie Redmi Note ha catapultado a Xiaomi a ser una de las compañías con mejores ventas. Xiaomi

LG nunca pudo contrarrestar el embate porque pensó que el consumidor le sería fiel debido a la reputación e historia de la compañía; sin embargo, con el auge de Internet y las rede sociales, sectores del mercado —especialmente el joven— poco a poco le echaron la mirada a las empresas chinas, quienes, ni cortos ni perezosos, apuraron el paso para aterrizar en más mercados a parte del oriental. Ofreciendo más por menos, estas firmas (especialmente Xiaomi) se han hecho un hueco en las gamas baja y media, arrebatándole a fabricantes clásicos un buen pedazo del pastel.

Como si esto no fuese suficiente motivo, a la par de que se subían al carro estas nuevas marcas, la surcoreana precisamente desatendió en los últimos años a sus gamas asequibles con el objetivo de centrar sus esfuerzos para desarrollar productos “innovadores” en el sector premium. Prueba de esto es su poco trabajo en el tema del software, ya que tener un LG de gama media era sinónimo de capa de personalización desfasada y una política de actualizaciones —muy— lenta.

No entender el mercado

Como se dijo líneas más arriba, LG dejó un poco de lado la gama media y baja para centrarse en el desarrollo de smartphones innovadores; el problema es que remó contracorriente e ignoró las tendencias de mercado, lo que realmente pide el consumidor en un celular.

Si bien es cierto que años más atrás con el lanzamiento de su Optimus 3D (en 2011) o su serie G Flex (2014-2015) LG mostraba su cara atrevida, de no tener miedo a experimentar con nuevas tecnologías, sería en 2016 que con su flagship, G5, daría inicio una serie de tropiezos que hundieron a la marca.

Con el G5, LG jugó con la idea de ofrecer un equipo modular, es decir, poder añadirle una serie de aditamentos —Friends, así los llamaron— que iban conectados en la parte inferior del dispositivo con el objetivo de brindarle características extra que potenciaran la experiencia del consumidor. Entre los módulos lanzados se hallan una cámara 360, gafas VR, una bocina… cosas poco atractivas para el usuario común, principalmente si se considera que no eran especialmente baratos y que no llegaron a todos los mercados.

El G5 y sus friends. GSMArena

Fuera de esta curiosa función, el G5 se vendía a un precio muy similar al del Galaxy S7, equipo con una construcción más elegante y con un apartado multimedia ligeramente superior al de la propuesta de LG; no había muchos argumentos para decantarse por éste último.

Para sus siguientes generaciones, G6 y G7, optaron por realizar unos productos más conservadores que, sin embargo, quedaban algo rezagados a la competencia. No fueron equipos malos, pero Huawei, Samsung y Apple luchaban por el podio del mejor apartado multimedia (audio+cámaras+pantalla); LG se quedaba cerca… pero bajo la misma franja de precio, pocos eran quienes tenían a sus equipos como primera opción de compra.

Para el G8 de 2019, LG volvió a experimentar, esta vez con Air Motion, una tecnología que permitía al usuario controlar su smartphone por medio de gestos realizados enfrente de las cámaras… La surcoreana promocionó por todo lo alto esta característica que, en la práctica, era más bien anecdótica y que sólo un puñado de aplicaciones propias sacaban partido.

Fuera de Air Motion, el LG G8 era un buen teléfono que, otra vez, quedaba eclipsado por las propuestas de la competencia, que centraba sus esfuerzos en ofrecer unas mejores cámaras, software más pulido, procesadores de última ornada, mayor almacenamiento y memoria RAM y diseños cada vez más estilizados.

Sólo unos meses después, LG lanzó al mercado su G8X, una pequeña actualización al anterior equipo que incluía como novedad la Smart Dual Screen, una pantalla extra que se anclaba desde el usb-c con el objetivo de potenciar la multitarea y productividad. El problema de esta innovación es que lucía como una alternativa a medio camino entre lo que estaban haciendo Samsung con su Fold o Motorola con su RAZR. Y la historia se repite: el equipo surcoreano es bueno, pero está ligeramente por debajo de sus rivales.

La serie V de LG, otros equipos de gama alta que apostaban por implementar funciones “innovadoras”. Especial

Para 2020, LG decide abandonar su serie G y deja de lado un momento la gama alta en un intento por tomar un nuevo rumbo; Velvelt es el equipo con el que la firma quiere renovar su imagen: un gama media-alta estéticamente hermoso y con características muy sorprendentes; sin embargo, esta vez su mayor lastre es el precio: 800 dólares, franja bajo la cual se mueven muchos flasgship’s de compañías chinas que le superan prácticamente en todo.

El último coletazo de la compañía vendría en la segunda mitad de ese año con su LG Wing, un dispositivo con un particular mecanismo de pantalla giratoria que, entre otras cosas, aportaba un mejor manejo de la multitarea y la posibilidad de usar el equipo como gimbal. Lamentablemente —y sin el afán de repetirme—, fuera de eso el equipo no era nada del otro mundo y se vendía por mil dólares, precio por el cual tenía que competir con lo mejor de Oppo, Samsung, Apple o Huawei, quienes tenían una encarnizada batalla por ofrecer la mejor cámara del mercado.

LG Wing y su pantalla giratoria. Xataka

LG intentó innovar por todos lados pero olvidó al usuario y sus demandas, que se han centrado (al menos en el último lustro) en tener un gran apartado multimedia, no en tener extravagancias que no pasan de ser funciones curiosas y que quizá sólo se ocupan una vez.

Por años, LG ofreció equipos reguleros en sus gamas asequibles y unos muy buenos en la gama alta que, tristemente, siempre a la hora de compararlos con la competencia salían perdiendo. Fuera de esto, es triste que se retiren del mercado de celulares pues siempre es bueno para el consumidor tener más y más opciones. Además, dejando de lado estos tropiezos, la empresa surcoreana también desarrolló algunos de los smartphones más recordados de la historia como LG G2 y Nexus 5. Hasta la vista, LG.

¿Los antivirus tienen todavía sentido?

Desde que naciera el mundo de la informática, hemos escuchado gran cantidad de veces noticias relacionadas a estafas y hackeos en Sistemas Operativos de sobremesa o de dispositivos móviles. Spyware, gusanos, troyanos y rootkits suelen ser las infecciones más comunes. En el mejor de los casos sólo se trata de bromas para sacarnos un susto, pero en el peor podemos ser víctimas de un robo masivo de información, cuentas bancarias o de una extorsión.

La forma en como un virus llega a nuestros dispositivos es variada: descargas de internet, archivos corruptos de dispositivos externos, programas maliciosos, keygens y un largo etcétera. Sin duda, la gente que está detrás de este software es inteligente, ya que burlan la seguridad  del propio sistema operativo sin que apenas nos demos cuenta.

Pero, con el paso de los años, surgieron empresas que crearon programas especializados para añadir una capa extra de protección. Los antivirus llegaron oficialmente al mercado en la década de los 80’s y hasta la fecha su reputación se mantiene firme.

Un mercado lleno de opciones

En la actualidad, existe una cantidad enorme de antivirus: gratuitos, otros de pago, algunos multiplataforma y otros para un Sistema Operativo en concreto. Las opciones son variadas y, para distinguirse, suelen destacar alguna característica como consumir pocos recursos, tener una interfaz sencilla, contar con mil y un herramientas…

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Por mencionar algunos, podemos encontrarnos con:

  • Ad-Aware Antivirus (Con versión gratuita y de pago; solo para Windows)
  • Avast! Antivirus (Con versión gratuita y de pago; para Windows, Android y Linux)
  • AVG Anti-Virus (Con versión gratuita y de pago; para Windows, Android y Linux)
  • BitDefender (Con versión gratuita y de pago; para Windows, Mac OS, Android y Linux)
  • ESET NOD32 Antivirus (Solo de pago; para Windows, Mac OS, Android y Linux)
  • Comodo Internet Security (Con versión gratuita y de pago; solo para Windows)
  • Dr. Web (Con versión gratuita y de pago; solo para Windows y Android)
  • Panda Antivirus (Con versión gratuita y de pago; para Windows, Mac OS y Android)
  • Symantec Norton AntiVirus (Solo de pago; para Windows, Mac OS y Android)
  • Avira AntiVir (Con versión gratuita y de pago; para Windows, Mac OS, ¡OS)
  • Windows Defender (Es gratuito y solo esta disponible para Windows)

Ningún antivirus es cien por ciento confiable

Tener un antivirus nutre al sistema de una capa de protección, pero no por ello significa que sea infalible. La cantidad de malware que se crea a diario es impresionante, a una velocidad tal que incluso es difícil que las compañías tengan sus bases de datos cien por ciento actualizadas. A esto podemos sumar los escándalos de fraude que antivirus como Kapersky han protagonizado —se le acusó de crear falsas detecciones de virus con el objetivo de destacar en este rubro dentro del inmenso mercado de opciones—.

Sistemas operativos cada vez más preparados

A la par de los antivirus, las firmas detrás los Sistemas Operativos no se han quedado atrás; tanto Microsoft como Apple, Android e incluso la comunidad de Linux suelen brindar constantes actualizaciones que vienen acompañadas de parches de seguridad para mantener lo más seguro posible sus productos.

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Windows es señalado por ser la plataforma más vulnerable a software malicioso, pero no se debe a que la misma sea insegura, sino más bien a que es el SO más utilizado y, por ende, al que mayores esfuerzos le dedican las personas encargadas en crear “basura informática”. No hay que olvidar, además, que en sus últimas versiones  ya viene incluido por defecto Defender,  antivirus gratuito e integrado de lleno en la plataforma.

Por otro lado, Apple, al tener un ecosistema mucho más cerrado y controlado en todo aspecto por ellos (software y hardware), puede presumir de mayor seguridad; en el caso de Linux, bueno, la estructura de las misma plataforma hace que sea más complicado y tardado crear malware, y al tener una cuota de mercado muy pequeña no merece la pena los esfuerzos.

Por último, en caso de Android es curioso, pues al estar basado en la estructura de Linux ya cuenta con una protección robusta; a esto podemos sumar Play Protect, herramienta de Google que analiza todas las apps que se instalan desde su tienda . No obstante, el mayor obstáculo para la plataforma del androide verde es la irresponsabilidad de los fabricante de smartphones porque no siempre actualizan la versión del Sistema Operativo y lo va dejando a la deriva, con apenas un par de parches de seguridad en un año en el mejor de los casos (a diferencia de Microsoft y Apple, Google no se hace cargo directamente de distribuir las nuevas versiones y parches de seguridad, eso es trabajo de cada fabricante).

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Antivirus, ¿sí o no?

La respuesta es: sentido común. Si nos ponemos a pensar, la mayor parte de los virus llegan a nuestros dispositivos por no tener precaución, por andar descargando y compartiendo archivos de sitios web poco refutados, por dar clic en anuncios de dudosa procedencia, por usar hacks y keygens… por no ser responsables.

Ojo, no es malo descargar un antivirus, finalmente ofrecen una capa de seguridad extra, pero a día de hoy ya no merece la pena pagar por uno de pago, en todo caso basta uno de uso gratuito. Sin embargo, los mismos sistemas trabajan día a día para fortalecer la seguridad de sus plataformas. Es imposible escapar del software malicioso, pero bueno, siendo cuidadoso al navegar por internet y a la hora de compartir archivos es suficiente.

Software privativo vs software libre

Todos los días, mientras estamos frente a un computador o dispositivo móvil, utilizamos programas o aplicaciones que cumplen todo tipo de funciones: ofimática, reproductores multimedia, redes sociales, navegadores web, videojuegos y un largo etcétera. Algunas son de pago y otras son de descarga gratuita.

De esto último existen dos grandes grupos en los cuales podemos dividir al software: el privativo y el libre. Hay una gran confusión respecto a este tema, pues la gran mayoría de personas piensa que gratuito está asociado con libre, y eso realmente no es así.

Comenzando con la primera ramificación, se denomina como software propietario o privativo a los programas de los cuales no existe una forma “legal” de acceder a su código fuente, que solo se encuentra a disposición de su desarrollador y no permite su modificación por parte de terceros.

Traducido de otra manera, son todo tipo de programas que pueden ser descargados y usados, pero no  distribuidos ni modificados sin la autorización del o los creadores, ya que se estarían infringiendo leyes de derechos de autor.

El objetivo principal del software propietario es lanzar al mercado una herramienta que cumpla con las demandas del usuario y, a través de suscripciones o licencias permanentes, generar ingresos. Microsoft Office, Adobe suite, Camtasia Studio, Autocad y Sony Vegas son algunos ejemplos de este sistema. 

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Pero ojo, existen otros mecanismos por los cuales las grandes compañías pueden ganar dinero ofreciendo la descarga “gratuita” de su software, como es el caso de Google Chrome, aTube Catcher, Opera, Whatsapp, Twitter y Ccleaner. Éstos generan ingresos a través de publicidad, funciones “plus” e intercambio de información de sus usuarios con otras compañías.

Ahora bien, pasando a la segunda ramificación, el software libre es aquel que respeta la libertad de los usuarios y la comunidad. A grandes rasgos, significa que las personas tienen la libertad de ejecutar, copiar, distribuir, estudiar, modificar y mejorar el software.

Es decir, el software libre es una cuestión de libertad, no de precio. De este tipo de programas tenemos a Libreoffice, Gimp, Firefox, Darktable, OBS Studio e incluso videojuegos como Supertuxt Kart. Para mantener estos desarrollos, se recurre a las donaciones de la comunidad, a soporte técnico especial con costos variados e incluso la venta de artículos variados con el sello de la marca. 

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Lo que se pretende es incentivar a los usuarios a que contribuyan de cualquier manera a la creación y mejora del software libre, para cada día ofrecer herramientas mucho más completas.

Lamentablemente, existe un gran prejuicio sobre el software libre, pues la gente asocia el término a programas “no tan buenos como los de paga” y la realidad es totalmente distinta. El software libre es igual de bueno que el propietario; el ejemplo más claro es el mismo Libreoffice, que no tiene nada que envidiarle a la suite de Microsoft.

Actualmente, el mercado está dominado por el software privativo, aunque cada día nacen más proyectos libres. Y dinos ¿tú usas software libre? ¿Qué piensas de los programas privativos?

‘Macario’, a color gracias a un estudiante

La tecnología avanza a pasos agigantados y cada día se vuelve más cierta aquella frase de que “todo en este mundo es posible”. La Inteligencia Artificial (IA) es uno de esos campos donde las innovaciones son más palpables; basta con vociferar “Ok, Google” o “Hey, Siri” cerca del smartphone para ponerla a prueba

Sin embargo, la IA va más allá pues tiene decenas de aplicaciones: está presente en los videojuegos, la robótica, en la lingüística computacional, en el procesamiento de lenguajes naturales, en el machine learning (aprendizaje automático) y un largo etcétera. En fin, los límites de esta tecnología aún no son explorados.

Programar IA puede llevar semanas de constante trabajo. Foto: Pexels

De entre todas las ramas de la IA, Woldemberg Pérez Zúñiga, estudiante de Informática en la Universidad Autónoma de Chiapas, decidió adentrarse en el deep learning que, en términos prácticos, se trata de un trabajo conjunto entre software y hardware para dar fruto a una clase de algoritmos ideados para el machine learning, que tiene como fin resolver alguna tarea o problema que el desarrollador previamente plantea.

El estudiante chiapaneco. Foto: Facebook

En el caso del joven chiapaneco, éste empleó dichas tecnologías para colorear todo el filme de Macario (1960) a través del software DeOldify, el cual, asegura a otros medios, dominó en tan sólo unos días. No obstante, dar el tratamiento a todo el largometraje le llevó cinco meses pues, además del color, Woldemberg dedicó esfuerzo para poner la cinta en resolución Full HD y a 60 fotogramas.

Si bien el trabajo no es perfecto — Woldemberg señala dicha situación al inicio de la película—, no se puede negar que le da una segunda vida a la cinta protagonizada por Ignacio López Tarso. De esta manera, muchas personas las cuales son un tanto temerosas a adentrarse al cine en blanco y negro, pueden darle una oportunidad a un clásico del cine mexicano.

Dando un paseo por su canal de Youtube —en donde está el filme remasterizado—, nos encontramos con que el joven estudiante tiene otros clips en los cuales invirtió tiempo para ponerles color y mejor resolución. Es el caso de Besos de azúcar, de César Costa, y Nocturnal, de Pedro Infante, fragmentos de cintas contemporáneas a Macario y que lucen espectaculares.

Si bien el trabajo realizado por Woldemberg es sin fines lucrativos, el estudiante deja disposición un número de cuenta para quien desee realizarle una pequeña donación con motivo del esfuerzo puesto en la película. Mi número de cuenta es: 5579 0900 3852 8700 de Santander, a nombre de ARIEN MAYETH PÉREZ ZÚÑIGA (se lee en la descripción del video).

Con información de: El Universal, La Razón, Informador.mx y Alerta Chiapas

Rambox: Mantén todas tus conversaciones en un sólo programa

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En la actualidad, es rara la persona que no cuenta con al menos tres de las siguientes redes sociales: Facebook, Twitter, Instagram, Telegram, Google Duo, Whatsapp o correos electrónicos. El manejo de éstas es, admitámoslo, muy intuitivo en los dispositivos móviles, pues para ver las más recientes novedades basta con deslizar la barra de notificaciones de Android o iOS. Dependiendo del sistema operativo y app, las alertas se ordenan de forma cronológica, por contacto, alfabéticamente, etcétera. Y, como añadido, se puede interactuar con las mismas sin la necesidad de desplegar toda la aplicación (Por ejemplo, contestar un mensaje o archivar un correo).

Pero, ¿qué sucede en la computadora? Para estar a las últimas con nuestros perfiles, debemos de tener en el navegador abierta una pestaña por cada servicio. Sí, es verdad que las últimas versiones de Chrome, Firefox, Edge, Opera, etcétera,  ya ofrecen un sistema de notificaciones, pero es demasiado básico y es imposible contestar un mensaje desde ahí o visualizar por completo la información.

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Como segunda opción tenemos los clientes de escritorio de cada servicio. Telegram, Whatsapp y Outlook, por  ejemplo, tienen aplicaciones cuanto menos funcionales; sin embargo, esto no sucede con Instagram, Facebook y algunos correos electrónicos. Además, se vuelve un tanto engorroso manejar tres o más programas cuando podríamos apilar todas las redes sociales en un mismo centro de control.

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Pues bien,  Rambox viene a cumplir dicha función. Es un programa de origen argentino, gratuito (con una versión de pago) y está basada en las tecnologías de Chromium (corazón de Chrome). Opera como un navegador en sí, pero completamente adaptado para redes sociales y con el añadido de que se oculta en la bandeja de sistema. Ramiro Saenz es su desarrollador y lleva invirtiéndole tiempo y esfuerzo desde 2015.

Está disponible para Linux, Windows y Mac OS; su instalación es sencilla y apenas pesa 100mb una vez instalado. Consume pocos recursos de nuestro sistema y no es intrusiva.

Una vez instalada y abierta la aplicación, veremos que la interfaz se divide en dos apartados principales: el primero, de lado izquierdo, son todos los servicios con los cuales la aplicación es compatible; y el segundo, de lado derecho, es donde veremos cada plataforma en la que ya iniciamos sesión. En total, Rambox es compatible con más de 30 servicios y cada cierto tiempo añaden más.

Rambox

Para comenzar a usar el programa, debemos dar doble clic sobre el servicio elegido, poner un nombre para la pestaña del servicio (sí, Rambox trabaja con pestañas) y pulsar sobre el botón Azul Add. Una vez hecho esto, sólo bastará agregar nuestra cuenta de cada plataforma.

Notaremos que a partir de este momento en la bandeja de sistema se ha agregado un pequeño icono, éste nos indicará que el programa se ejecuta en segundo plano aun después de haber cerrado la ventana, por lo que podremos estar tranquilos.

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Como últimos detalles, pondremos el programa en español y le daremos la orden de que se ejecute al inicio de Windows o Mac OS. Nos dirigiremos a la parte superior izquierda de la ventana, en el menú File >> Preferences. Una vez ahí, palomearemos las primeras dos opciones. Después elegimos el idioma español y daremos clic en el botón Save. Rambox se reiniciará y ¡listo!

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Sin duda Rambox es una gran iniciativa para atender todas nuestras redes sociales desde el computador, de una forma sencilla e inteligente. Con ello, el usuario se ahorra el tener que estar abriendo pestaña tras pestaña y se evita distracciones visuales.

Link de descarga: http://rambox.pro/

No olvides comentar. ¿Usarías Rambox? ¿Conoces algún programa similar?