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Segundo escrito creado y elaborado por Ángel López Greko a mediados del 2017. Revisado y corregido el 22 de febrero del 2021.
Agradezco el espacio en el sitio y el apoyo mutuo por compartir ideas. Así también atesoro el aprecio y afecto tanto de amigos, así como de compañeros y lectores.
Versión en PDF: Deseo roto de un corazón no correspondido Astoria
Visita el primer escrito aquí.
Deseo roto de un corazón no correspondido.
En el desolado viento de un frío otoño, una señorita de dulce juventud se encuentra sentada sobre una roca, con una miranda triste pero a la vez enojada, y toda esa expresión enfocada hacia un charco lodoso rodeado de hojas caídas; la hermosa chica, cautivadora y excitante, pregunta de manera extraña, exaltada y un poco atemorizada al vacío bosque que le rodea: “¿Quién anda allí?”; se apresura, toma una postura de precaución, fija una mirada seria ante el primer movimiento del árbol más cercano, seguido, menciona en un tono más brusco y fuerte: “Sé que he visto algo moverse por allí, sal de ahí, canalla”.
Justo como lo predijo, sale de un árbol la sombra de un joven hasta dar a conocer aquella asombrosa e impactante figura, bastante crecido para su tierna cara, con alas en su espalda, semidesnudo y armado con lo que parece ser arco y flechas; se muestra miedoso, pero seguro a la vez. Se aproxima a la chica y le dice:
—“Soy un ayudante de mi Dios, vivo siglos para brindar su servicio… Ayudo a la gente, junto a personas de todos lados, las hago unirse el uno al otro, no importa la edad, lo que crean, piensen o lo que les guste. Mi fin es sentir bien a la gente, hago que tengan un motivo por qué vivir…”.
—¡Calla! —contesta bruscamente la señorita; se acerca lentamente al joven y le exclama:
—¿Ni siquiera tú mismo te das cuenta de lo que eres?, y si todavía no los sabes, la respuesta es sencilla: ¡eres un monstruo! ¿Cómo puedes acercarte a mí diciendo tales estupideces? —Algo extraño comienza a suceder, el aura que emana la señorita se siente pesada, se nubla el panorama, el viento corre rápidamente y de la nada a la bella chica le aparecen unas alas negras y esqueléticas, su rostro da imaginación al odio y terror, ella continúa: “Haz hecho sufrir no sólo a mí, sino a millones de personas, ¿qué piensas hacer aquí, tratas de hacerme caer con tus mentiras?, ¿tienes idea de lo que he visto, de lo qué has llegado a hacer?”.
El joven comienza a detenerse poco a poco, sus relucientes alas se abren y el asombroso color blanco de las plumas emanan una luz celestial; aleja el armamento que llevaba, la chica con cara metamorfoseada le empieza a mirar con desprecio, en cambio, el chico se muestra cada vez más sereno y tranquilo, como si empezara a burlarse ante su situación, le contesta: “Por favor, señorita, no piense mal de mí”. Se arrodilla ante ella, le toma la mano y le contesta grave:
—¡He llegado hasta usted porque sabe que ya estoy cansado de aquél patán, es un traidor, al igual que nosotros… Manipulamos la gente a nuestro gusto… por eso quiero asesinar a ese hombre, por lo que necesito de tu ayuda, por favor, tu fuerza es abrumadora y con tu fama podemos obtener la victoria fácilmente. Dime, ¿no estás ya harta de todo esto?, sabes que esta basura se repetirá si no hacemos nada… por favor, te necesito!
—… —la chica miró dudosa al chico por un instante, vuelve a tomar su postura violenta —¿Asesinar a tu propio jefe? Sólo un estúpido quisiera matarse a sí mismo; lo siento, pero no tengo tiempo como para perderlo con una rata asquerosa como tú.
***
El muchacho ríe y se empieza carcajear un rato, tomó control de sí y le comenta con una sonrisa a la chica: “Aunque digas eso, sé que estás tentada con mi propuesta, usted misma lo dijo antes de que se diera cuenta de mi presencia, estamos hartos de vivir esta escoria de vida”.
La chica desvía su mirada de él con enojo y le contesta: “No me malinterpretes, pero yo no tengo la maldita culpa que tú cargas, los humanos son estupideces, engañan, roban y traicionan una vez que ven la oportunidad de tener el poder sobre alguien, no les importa qué relación o cuánta ética tengan como valores, siempre terminarán lamentándose por algo que era obvio que no hicieran.”
—Mi dulce chica… —aquel joven se arrodilla ante ella como si le pidiera perdón forzosamente y continua —lo sé, me culpo de errores que, aunque no sean míos, son provocados por el pasado de mis acciones… ¡Me vuelvo loco!, no puedo dormir, me atormentan, me matan de tan sólo pensar en todos aquellos quienes se lamentan de desperdiciar su tiempo con alguien, si tan sólo yo…”.
La hermosa dama empieza a taparse los oídos, era más que notorio lo molesta que está, lo linda no quita el desprecio a alguien. Mientras tanto, el joven agacha la cabeza y empiezan a salir pequeñas gotas de sus ojos, pareciera como si le pesara estar agachado, como si alguien lo torturara. ¿Dónde quedó esa sonrisa llena de confianza?.
Aquella mujer mira distraídamente el paisaje, como si la fauna tuviera mejores cosas que contar; de manera indiferente le dice a aquel ser místico: “Deja de tirar toda esa basura… escucha, ¿por qué me buscaste?, en serio no tengo tiempo para hacer estupideces y menos con alguien como tú”. La dama ve al chico directamente, enojada, pero segura. “Levanta tu asquerosa cabeza y dime la verdad, ¿qué buscas aquí? Déjate de estupideces por ahora.”
El extraño aura que los rodeaba por fin se aclara a un rojillo atardecer, en un amplio terreno lleno de un verde pasto, los dos están volteando en espera a la profunda oscuridad de la noche, una fuerte brisa y las oscuras nubes hicieran notar un clima no agradable; detrás de ellos, en un arroyo, se encuentra otra chica, inmóvil, con los ojos cerrados, pálida, teniendo un sueño increíble. El chico la mira a ella, lamentándose, como si fuera la última vez que la viera.
Aquel hombre mira a la hermosa mujer enojada y le sonríe de la forma más melancólica: “Ya no la tengo, la extraño… me la quitaron. ¿Por qué me la arrebataron si yo confiaba tanto en ella? Los dos juntos éramos la misma razón de existir y luchar… ahora estoy vacío, triste, abandonado”. Se vuelve más serio y cierra sus ojos, temeroso le dice a la dama: “Por favor… mátame, quiero volverla a ver”.
La chica le sonríe y toma un gesto de burla, le contesta bruscamente: “Ja, y ¿cómo piensas pagarme por el favor que te haré?, sabes que negociar un capricho tan absurdo te costará más de lo que vale tu piruja; dime, ¿en serio necesitas esto?”
—¡¿Qué no oíste que ya no me queda nada?! (…) —El brusco cambio de humor del joven se notaba en todos los aspectos, la ira y tristeza hacían pesado el entorno, como si deseara jamás haber estado allí; después de una pausa, entre lágrimas y una voz fuerte pero insegura le responde silenciosamente “te dejaré ser libre”.
***
La hermosa chica queda impactada por un momento, la rareza de las tristes palabras le resuenan como repetidas voces desesperantes, mira con un poco de duda al chico y le dice de forma menos estricta: “… aunque sé que si sigo con tu egoísmo me podré olvidar de todo esto, no es algo que yo busque en realidad” —murmulla un poco— “aun así… es lo que ellos quieren ver.”
—Por favor… te lo ruego —el bello chico cierra sus ojos continuando aquellas lágrimas que se hacen más y más pesadas de soportar.
El entorno se vuelve más oscuro, llegando a lo caótico, sólo ellos dos pueden sentir el tiempo pasar, un vacío del que ninguno había experimentado… sólo ellos reconocían el temor de seguir soportándose, del odio que compartían uno a otro.
—No, es inaceptable… —antes de seguir con la plática una flecha se dirige a ella, aquél muchacho logra moverse y evitar que le diera; continúa en una forma desesperante —Demonios, ya están aquí. ¡Hay que salir pronto!” —mientras dice estas palabras una flecha cae a la espalda del joven, muy pronto empieza una lluvia de temores y dolor —Agh… demonios, ¡corramos!”.
Empiezan a escapar en medio de una oscuridad que les consume todo el cuerpo; sin rumbo, sin idea de qué les espera, pronto se refugian dentro de lo que parece ser un edificio. Una pequeña luz empieza a aclarar sus alrededores, un círculo de paredes que pareciera notar que están acorralados; el joven empieza a arrodillarse sin ninguna razón, algo cambia dentro de él, ¿será el tiempo un enemigo de más?
—Esa flecha… está envenenada, no resistirás mucho, ¿tanto deseabas esto? —La hermosa dama empezaba a regañar a aquél joven, se le notaba preocupada, como si conociera lo que pasara, una experiencia que no quería presenciar.
—Creo que es estúpido responder esa pregunta; ahora, por lo menos, tendrás más tiempo para pensar en mi oferta de libertad.
***
El chico, cansado, cae a los brazos de aquella señorita, le mira sonriente, cierra los ojos y se enfoca a la mirada de ella, empieza a lagrimear y dice de forma contenta: “por fin estaré contigo”.
Ella, mirándolo triste pero sonriente, como una madre consolando a su hijo entre lágrimas, le dice: “Lo has hecho muy bien, concederé tu petición”. Mira fijamente con odio el entorno de aquél lugar divino y majestuoso, contesta desesperadamente: “Yo soy el ser odiado de las historias, no tan malévolo como dicen, me culpan por resolver los errores que comete la gente, no le sirvo a ningún dios ya que podría ser uno y aunque aparezco cada vez que uno de ustedes hace algo estúpido, ¡idiotas!” —se detiene un momento, mira fijamente al chico y le sonríe lagrimeando, pronto toma una expresión de ira, deja al muchacho a un lado y continúa— soy la llamada muerte, un ser odiado por ustedes, pero necesario para que este mundo gire, desaparezco después de llevarme una apreciada alma, no importando las circunstancias. A mí me toca todo el dolor y sufrimiento, mientras que ustedes gozan de la ignorancia de los placeres. Hoy se dieron cuenta de lo que llevó el egoísmo de sus deseos, ahora me toca terminar con sus problemas”.
La chica, aquella de belleza juventud, toma por fin la melancolía del joven con una sonrisa falsa debido a la culpa de las lágrimas; besa al chico lentamente, como si fuera la última razón por la cual existir, se le empiezan a salir las lágrimas, se aparta un momento y le dice con una voz suave y dulce: “gracias”, le sonríe lo más que puede. Ella sostiene su mano derecha y mira tranquilamente cómo los dos cuerpos desaparecen lentamente como polvo en el viento. ¿Por qué estaría el cuerpo de la otra chica allí, como si fuera un fantasma del cual todos conocían?, la saturación de la luz consume el espacio y de repente… un profundo silencio rodea todo el escenario, después de unos segundos comienza como avalancha un mar de aplausos y chiflidos, como fiesta de locos.
Todo el mundo se sentía diferente, todos compartieron el mismo sentimiento, el clima frío, el tranquilo viento y la luz del día por fin volvía a aparecer; nadie tiene tiempo para razonar, cada uno tiene cosas que hacer, todos se vuelven locos si pierden un poco más de tiempo. El mar de aplausos se consume y se convierte en murmullos, pláticas, conversaciones, diálogos, todo lo posible para olvidarse lo que sucedió allí, el escenario pronto queda vacío, sólo un fino espacio en blanco, en dónde la luz y la soledad es un problema… allí solo queda un borroso recuerdo que pareciera estar a punto de volver.